En el corazón de Argentina, donde más de 1500 librerías y 2000 editoriales registradas forman el robusto tejido de la industria del libro, se avecina una tormenta cultural. La propuesta de derogar la Ley de Defensa de la Actividad Librera, presentada por el gobierno nacional, ha levantado un grito unificado de alerta entre los referentes de librerías y editoriales. En este artículo, exploraremos las implicancias de esta controvertida Ley Ómnibus y cómo amenaza con transformar el paisaje literario del país.
La ley, que ha sido un pilar fundamental para la prosperidad de la industria del libro en Argentina durante más de dos décadas, ha sido esencial para mantener la mayor red de librerías de América Latina. Sin embargo, la propuesta actual ha generado incertidumbre y preocupación entre los actores del sector. Laura Forni, librera y editora en Tren Nocturno, destaca la importancia de reconocer a las librerías como espacios culturales y no simplemente como comercios. Afirma que la ley ha sido subestimada, y la falta de atención a sus implicancias podría resultar en un golpe devastador para las pequeñas librerías de barrio y los sellos independientes.
En el centro del debate se encuentra la pregunta de si la propuesta fue presentada por alguien vinculado a la industria librera. Gonzalo Miranda, editor de Muchas Nueces, señala la ausencia de apoyo incluso de aquellos actores que se beneficiarían de la derogación. Advierten que, de aprobarse, los libros se volverán más caros, convirtiéndose eventualmente en un bien de lujo.
La resistencia se organiza. Libreros y editores se unen en asambleas, se reúnen con legisladores y se suman a movimientos como Unidxs por la Cultura. La comunicación transversal y la movilización callejera se convierten en herramientas clave para fortalecer alianzas y concienciar a la población sobre la importancia de proteger la diversidad bibliográfica y los derechos culturales.
Además de la batalla política, el mundo de las editoriales gráficas también enfrenta desafíos. La crisis del papel y la inflación afectan a sellos como Libera la bestia, Loco Rabia y Hotel de las Ideas, que luchan por mantener sus proyectos en medio de costos astronómicos. A pesar de las dificultades, estas editoriales, junto con otras como Pictus, Alquimia y Capitán Ediciones, buscan estrategias creativas para sostenerse en un entorno desafiante.
En medio de estos desafíos, surge la luz de la creación literaria. «Desintegración en una caja», la última obra de Sebastián Martínez Daniell, explora la pérdida en una sociedad en crisis. La novela, a través de capítulos fragmentados, presenta una visión única de la muerte como un fenómeno natural, desafiando la tragedia convencional.
Finalmente, miramos hacia el futuro literario del 2024. Entre las promesas literarias destacan el regreso de gigantes como Paul Auster y Haruki Murakami, así como el descubrimiento de una obra inédita de Gabriel García Márquez. Estos nombres, junto con otros como Maggie O’Farrell, Otessa Moshfegh y Annie Ernaux, prometen una cosecha literaria rica y variada.
En conclusión, la lucha por la preservación de la Ley del Libro en Argentina no solo es una batalla legal, sino también una defensa de la identidad cultural y la diversidad literaria del país. La comunidad cultural se organiza para resistir, recordando que los libros no son solo mercancías; son guardianes de historias, pensamientos y voces que merecen ser protegidos y celebrados.