Inés Garland: «Poder leer en un libro la maldad es más efectivo que lo políticamente correcto»

«Descubrir que lo que me horrorizaba de mí misma le pasaba a un personaje y encontrar los modos de lidiar con eso después te puede servir para realmente trabajar con eso y no hacer daño a los demás, pero no reconocer que sos capaz de hacer daño no sirve y eso es lo que va a lograr lo políticamente correcto, una enorme hipocresía», aseguró.

La Biblioteca Nacional abre al público el archivo de Rodolfo Fogwill

También es posible acceder a la carta que Juan José Saer le envió a la Fundación Guggenheim para recomendar a Fogwill como beneficiario de una beca, así como correspondencia en torno a la polémica por el premio Coca-Cola que ganó en 1980 por «Muchacha Punk», manuscritos de «La gran ventana de los sueños», poemarios conservados como él mismo los había ordenado y hasta diarios de sus sueños que Fogwill escribía.

«A veces surge la necesidad de hacer música porque no la estás escuchando en ningún lado»

“Aquel EP fue una primera búsqueda desde el lado más nerd y manija de productor, mientras que con ‘333’ empecé a sentir la necesidad de compartir y de abrirme un poco más, por eso quise que fuera algo más colaborativo”, señaló el productor con un largo historial de producciones y colaboraciones con artistas como Bizarrap, Nicki Nicole, Tiago PZK, Acru, Louta, Ca7riel, YSY A, Paco Amoroso y otros.

En el nombre del blues: John Mayall, un guerrero de mil batallas

Nacido el 29 de noviembre de 1933 en Macclesfield, Inglaterra, Mayall comenzó su viaje musical a comienzos de la década del sesenta, una época de efervescencia cultural y creativa que vio el nacimiento de una revolución en el blues. Al frente de los Bluesbreakers, adaptó el sonido del blues negro a un público blanco en plena era del Swinging London que se debatía entre mods y rockeros.

Una caricatura del New Yorker sobre un perro en Internet se vendió en una cifra récord

«La mayoría de la gente ni siquiera había usado Internet en 1993. Yo ciertamente no tenía conexión», dice Bob Mankoff, ex editor de dibujos animados del New Yorker, a Thomas Germain de Gizmodo. “Pero creo que parte de su éxito proviene del hecho de que todos vivimos en el mundo que presagió esa caricatura. Hay una manera en que la antena de un caricaturista puede conectarse con el espíritu de la época, y [una] buena caricatura comprime el mensaje de la manera más simple posible”.