Para organizar los objetivos de cada semana se reunían los domingos y diseñaban el material a repasar o las entrevistas a concretar. El editor a cargo era el escritor Daniel Guebel, a quien en la primera edición le agradecen por no haberlos escuchado. Lo que no escuchaba Guebel era el pedido de más tiempo pero eso, reconocen hoy, les permitió avanzar y llegar a encontrar el punto final de la obra. Cuando el libro ya estaba en imprenta, Galimberti aportó una carpeta con fotos, y lograron que la editorial Norma aceptara parar ese proceso e incorporarlas.