«Llego a Cannes grande, con 50 años y no sé cómo, no llego como una joven promesa sino que se trató de una invitación totalmente inesperada; aunque estoy muy contento con todo lo que hice, si dejamos de lado ‘El custodio’ la verdad es que no me fue tan bien en el mundo de los festivales», cuenta Moreno a Télam en uno de los cafés de una Cannes primaveral, cargada por las prisas de los primeros días de la muestra.