«Con esta primera experiencia de instalación de la biblioteca nacional se cumple su misión de albergar, custodiar y comunicar el patrimonio bibliográfico que condensa la memoria histórica y cultural de la Nación. Es, de alguna manera, un gesto de construcción de soberanía porque el libro es el principal artefacto de construcción de sujetos soberanos, los lectores», declaró Guillermo David a la agencia Télam. «Leer a Borges, a José Hernández o a Martínez Estrada, por ejemplo, es tal vez uno de los modos más eficaces de construir ciudadanía y territorialidad». De esta forma el Ministerio de Cultura de la Nación continúa con su extensión en suelo antártico iniciada los primeros días del mes de febrero, cuando el Centro Cultural Borges envió a la Base Marambio libros de fotoperiodismo, obras de Jorge Luis Borges, cuentos de Mariana Enriquez, un ejemplar de Cortázar ilustrado por Isol y también novelas japonesas.